
Salud emocional del familiar cuidador de la persona con Alzheimer
En España son los familiares quienes se hacen cargo del cuidado de la persona con Alzheimer en el 94% de los casos. En tres de cada cuatro, la encargada de esos cuidados es una mujer, que puede ser la esposa, la hija, la nuera u otra persona.
Ejercer de cuidador es una tarea altamente exigente que acaba pasando factura tarde o temprano, tanto desde el punto de vista físico como psicológico, y los problemas se acrecientan a medida que la enfermedad avanza. Entonces surge el denominado síndrome del cuidador.
Se estima que más del 80% de estos cuidadores experimentan elevados niveles de estrés y alrededor de mitad presentan síntomas de depresión y ansiedad, especialmente las mujeres.
Síntomas
De ahí que cada vez adquiera más fuerza la necesidad de “cuidar al cuidador” y que este sepa reconocer cuándo la tarea está afectando a su salud emocional. Estos pueden ser algunos signos de alarma:
– Rechazo
– Cólera
– Aislamiento social
– Ansiedad
– Depresión
– Agotamiento
– Insomnio
– Irritabilidad
– Falta de concentración
– Problemas de salud
Cómo gestionar las emociones
Es importante que los cuidadores no dejen de lado sus propias necesidades y aprendan también a cuidar de sí mismos. Si eres cuidador de una persona con Alzheimer, las siguientes medidas pueden serte de utilidad:
– Conocer los medios o recursos de que dispone tu comunidad, ya sea a través de asociaciones de familiares de pacientes, servicios sociales…
– Formarte sobre la enfermedad de Alzheimer y sus técnicas de cuidados.
– Solicitar ayuda a familiares, amigos e instituciones. Este apoyo ayuda a atravesar los momentos más difíciles y aprender a gestionarlos.
– Cuidar de uno mismo, vigilando la propia dieta, practicando ejercicio y descansando suficientemente. No viene mal permitirse un capricho de vez en cuando si ello ayuda a seguir afrontando la tarea como cuidador.
– No aislarte y mantener al menos algunas de las actividades que realizabas hasta entonces. En la medida de lo posible, no hay que abandonar el trabajo fuera de casa ni dejar de lado a las amistades.
– Controlar el nivel de estrés consultando al médico y a través de técnicas de relajación. Si los mecanismos psicológicos de que haces uso para hacer frente a los problemas se ven superados y crees que pierdes el control de la situación, es conveniente buscar ayuda de un profesional.
– Aceptar los cambios a medida que ocurran. Los acontecimientos estresantes pueden ser una oportunidad para cambiar y solicitar ayuda de otras personas.
– Ser realista sobre lo que uno puede hacer.
– Sentirte orgulloso con lo que has conseguido.
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Bibliografía:
Confederación Española de Alzheimer (CEAFA)